| Estoy todo en la luz, accesible a todos los ojos, -
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| Empecé el procedimiento habitual:
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| Me levanté al micrófono como si fuera a imágenes...
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| No, no, hoy seguro, a la tronera.
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| Y no me gusta el micrófono -
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| Sí, mi voz disgustará a cualquiera, -
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| Estoy seguro de que si estoy mintiendo en alguna parte -
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| Él fortalecerá sin piedad mis mentiras.
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| Los rayos de la rampa me golpean debajo de las costillas,
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| Las luces brillan en la cara sin amabilidad,
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| Y ciego de los lados del foco,
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| Y - ¡calor!... ¡Calor!... ¡Calor!
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| Hoy especialmente sibilo,
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| Pero no me arriesgo a cambiar el tono, -
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| Después de todo, si tuerzo mi alma -
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| Nunca enderezará la curva.
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| Él, la bestia, es más delgado que el punto -
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| El oído no tiene problemas, escucha la falsedad hasta el último ápice, -
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| A él no le importa que no esté de humor, -
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| ¡Pero déjame cantar las notas correctamente!
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| Los rayos de la rampa me golpean debajo de las costillas,
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| Las luces brillan en la cara sin amabilidad,
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| Y ciego de los lados del foco,
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| Y - ¡calor!... ¡Calor!... ¡Calor!
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| En el cuello flexible de este micrófono
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| Gira su cabeza de serpiente:
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| Tan pronto como me calle - me picará, -
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| Tengo que cantar - hasta el punto de la estupefacción, hasta la muerte.
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| ¡No te muevas, no te muevas, no te atrevas!
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| Vi una picadura, ¡eres una serpiente, lo sé!
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| Y yo soy como un encantador de serpientes:
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| No canto, ¡conjuro una cobra!
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| Los rayos de la rampa me golpean debajo de las costillas,
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| Las luces brillan en la cara sin amabilidad,
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| Y ciego de los lados del foco,
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| Y - ¡calor!... ¡Calor!... ¡Calor!
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| Es glotón, y con la avaricia de un pollito
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| Arrebata sonidos de su boca,
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| Me abofeteará nueve gramos de plomo en la frente, -
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| No levantes las manos, ¡la guitarra teje las manos!
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| ¡Esto no tendrá fin otra vez!
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| ¿Cuál es mi micrófono? ¿Quién me responderá?
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| Ahora es como una lámpara cerca de la cara,
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| Pero no soy un santo, y el micrófono no brilla.
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| Los rayos de la rampa me golpean debajo de las costillas,
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| Las luces brillan en la cara sin amabilidad,
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| Y ciego de los lados del foco,
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| Y - ¡calor!... ¡Calor!
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| Mis melodías son más simples que las escalas,
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| Pero pierdo mi tono sincero -
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| Inmediatamente me duele en las mejillas.
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| Una sombra inamovible de un micrófono.
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| Soy iluminado, accesible a todos los ojos,
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| ¿Qué debo esperar, calma o tormenta?
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| Me levanté al micrófono como si fuera a imágenes...
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| No, no, hoy seguro, a la tronera.
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| Los rayos de la rampa me golpean debajo de las costillas,
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| Las luces brillan en la cara sin amabilidad,
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| Y ciego de los lados del foco,
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| Y - ¡calor!... ¡Calor! |