| Quería que fuéramos ciudadanos modelo
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| Para que nadie nos pregunte sobre nuestros pecados
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| Pero hay una emoción embriagadora
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| Eso viene con entrar en un hogar de amor
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| Y encontrar esqueletos en el armario
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| Y hay algo en la comunidad que crea competencia
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| Y algo sobre la competencia que me deja sin sentirme invitado
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| Y las que tiñen el camino sano e inspiran mi fe
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| Son los mismos que están listos para saltar del barco
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| Lo segundo se convierte en quinto y el camino en el que estoy disminuye
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| O las luces a los lados de la carretera por la que camino se apagan
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| Y lo siento, cariño, pero tú eras el peor de ellos
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| Solía sentirme solo cuando pensaba que nadie me amaba de verdad Pero ahora
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| me siento solo cuando pienso en la forma en que lo haces
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| Me dijiste que no querías que me durmiera con amargura en el corazón
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| Así que supongo que me quedaré despierto
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| Dijiste que podías decírmelo a mí y solo a mí, y que no me derrumbaría
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| Pero no pudiste verme de pie cuando comencé a romperme
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| Y me dijeron que el verdadero carácter se muestra cuando no hay nadie cerca
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| Pero sentí que nadie me quería cerca
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| Y el sonido del suelo siendo castigado por mis pies
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| Y la soledad que encuentro cuando pongo hielo en mis rodillas temblorosas
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| Resuenan en un profundo recorrido de conclusiones emocionalmente unidas
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| volví a sentir que me iba a ahogar
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| Y la amargura que pensaste que sentía
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| Era solo tu propia mente confundiendo amargura con aceptación
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| Y arreglando nuestro hogar roto con perder el tiempo
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| Porque pensaste que empezaría
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| Y a veces escucho el crujido en el alféizar de la ventana
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| Y extraño los días en que tenía una foto tuya y yo
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| Y extraño las emociones que surgieron al perseguir esta emoción
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| Pero sobre todo extraño ser parte de tu vida
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| Y recuerdo cuando dejaste de decir te amo
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| A menos que solo estuvieras diciendo que también te amo
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| Y luego recuerdo cuando incluso eso fue demasiado difícil para ti
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| Y recuerdo el día que la maleta azul en el estante superior de mi armario
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| desaparecido
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| Y también la pasión que tenías por mí aquí
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| Y el miedo de saber que podrías dejarme se había desvanecido
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| Pero también lo hizo la razón por la que alguna vez sentí un propósito
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| Y me duele saber que dijiste adios
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| Pero solo agradezco a Dios que estés vivo
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| Y estoy feliz de que estés feliz
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| Y mi alegría viene de saber que una vez fuiste mía
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| Y estoy agradecido por eso
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| Y a pesar de que hay tantas palabras que desearía poder recuperar
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| Aún doy gracias a mi Dios cada vez que te recuerdo
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| Aún doy gracias a mi Dios cada vez que te recuerdo |