| He estado mirando desde este techo desde que puedo recordar
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| En una hora no gastada enterré a fines de diciembre
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| Donde los vientos helados tiran y desenredan tu razón de ser
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| Y la escena más allá se hincha en su sucio esplendor decadente
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| Una mera mancha en una escena rara vez disfrutada
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| Los perros aúllan y los adictos fulminantes cuelgan en la farmacia
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| Me encogí de hombros del agarre persistente de los psicodélicos
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| Y agarró a uno por el cuello
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| Para examinar su estética monótona.
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| Su piel colgaba como hamacas de retazos de sus extremidades.
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| Boca abierta como una mancha de tinta salpicada en su barbilla
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| El sudor caía en cascada de sus palmas
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| Con una postura que recuerda a un oso de circo en equilibrio sobre un alfiler
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| Viajé por capricho a bordo del último tren a Central
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| A donde se reúnen los monstruos e inválidos más extraños del mundo
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| La lluvia torrencial inundó nuestras mentes con invertebrados retorciéndose
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| Que dictan nuestros movimientos a través de focos de fuerte turbulencia
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| Los cerdos pinchan a un niño, los perdedores se convierten en tramposos
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| Extrañas bestias salvajes comen cubos de criaturas menores
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| Todos los traficantes se redujeron a amebas unicelulares, quemaron sus
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| Funciones apagadas, robaron sus conexiones o encontraron a Jesús
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| Cabezas incorpóreas en rincones polvorientos
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| Cuerpos sin cabeza inyectan licor directamente en sus órganos
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| El quid interminable de una actuación muy extraña.
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| La belleza está en las alcantarillas
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| Todo este mundo es perfecto
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| Lucha por un asiento en el centro, colmillos en descuento, alas cuestan extra
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| Todavía en caída libre en un juerga de siete días, salto desde lo alto de los acantilados,
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| las alas cuestan extra
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| Todavía asombrado por todo, rasga un agujero en la cabeza, llénalo de escombros
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| Saco de almas para ingerir
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| Espasmo primario para uno, pelar una pulgada del cerebro
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| Batir la tierra hasta convertirla en pulpa, sentarse y beber los restos
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| Aire pesado con pecado, nombre escrito en luces
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| No lo cambiaría por una mierda, los ojos se combinan con la vida.
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| Mantén tu cara, los días imitan un sueño
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| Todavía masticando el cielo, reinicia la máquina
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| El olor a crack emana del burdel al lado de la pollería.
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| Sobre una alcantarilla repleta de escarabajos gigantes y avispas asesinas
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| Frente a la esquina donde los niños se atiborran de la bazofia prohibida
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| Y cuando sus estómagos revienten, limpia sus entrañas
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| Y ocúpate de tus asuntos
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| Ojos ciegos en un barril, un magnate lanza granadas a una manada de ganado
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| Pequeñas boutiques viscosas enterradas debajo de la grava venden armas portátiles
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| Para el asesino al que le gusta viajar
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| El mamífero moderno, un delicado equilibrio de sangre y carne
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| Escupí la flema de mi boca y giré a la izquierda.
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| Más allá de una multitud de patriotas rebuznando muriendo una docena de muertes
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| Y una mujer enloquecida perforando el pecho de su amante
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| Los vi a todos manchados en mi visión
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| Siempre te enseñaron a temer a la competencia
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| La ginebra se apoderó de la escena y la separó.
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| Revelando cerdos maníacos víboras deslizándose y gibones rabiosos
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| Todo desgarrando las horas
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| Los demonios alimentan las adicciones
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| Los pacientes hospitalizados recitan una lista interminable de síntomas
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| La tierra bosteza y borra una ciudad de la existencia
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| En un bocado de edificios desmoronados y pequeños bebés
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| Me incliné hacia adelante y pedí otro doble.
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| Y salió de mi mente a través de un bosque de grasa y músculo
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| Follado en cada sustancia que puedas colocar encima de una pala
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| Le envío un mensaje de texto a mi bredrin y le digo que no me he metido en problemas.
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| Sí claro
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| Barajar fuera del borde |