| ¿A qué precio cree usted, amigo, que valoramos la vida de aquellos
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| ¿Quién no eligió las modas de los pequeños imbéciles?
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| Quien no se puso del lado de aceptar, de consentir los azotes
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| ¡Cráneo hundido, pantalones abajo!
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| No han terminado de babear, no, no han terminado de desafiar las prohibiciones de los idiotas.
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| Los impedimentos de dar vueltas en círculos
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| Pero en el fondo ¿qué es esta locura que me impulsa y me da la rima?
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| ¿Entonces no son vitaminas? |
| ¿Qué es?
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| Es la vida, la mujer que disfruta, el monje que reza
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| Y yo que me río de las hormigas sometidas al estado de crisis
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| Continúa, me estoy riendo viéndolos exhaustos por el estrés
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| ¡Mientras yo me entrego a la pereza! |
| Y yo dije...:
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| A la mierda tu vida, haz que se corra, siempre hay tiempo
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| Vive de verdad el momento presente intensamente
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| A la mierda tu vida, haz que se corra, siempre hay tiempo
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| Realmente vivo frente a los acontecimientos!
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| Abracadabra el revoltijo de cortesía, signo exterior de riqueza
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| Viento en el aire, no me importa
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| Correa de perro caricias que me da pulgas
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| Ya no me intereses, déjame frío
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| Hago sin dejar una dirección, subo a la superficie
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| Las mentalidades progresan, las banalidades se desvanecen
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| ¡Porque la unificación, como sabemos, no es falsa!
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| ¡No, no, la unificación, lo sabemos, no es falsa! |