| Nunca había sido un invierno tan cruelmente frío y tan largo
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| Sobre las deslumbrantes montañas blancas
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| Por la noche escuchas aullar a los lobos
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| Almas hambrientas y desesperadas
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| Morir una amarga muerte de invierno
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| Luz de luna en su ojo
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| Un lobo demacrado tan furtivo como un fantasma
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| Su estrecha sombra brillando en la blancura
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| Él gira su cabeza hacia el viento
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| Recoge el rastro
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| Él está al acecho con los ojos vidriosos
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| Él nunca duerme, regatea para vivir
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| Mira a tu alrededor, ¿no ves el viento, las colinas, la nieve?
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| Son tuyos; |
| son tanto suyos como míos
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| El regalo más preciado en tiempos desesperados
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| Un hombre demacrado con pasos cansados y un arma cargada
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| Esperando en las deslumbrantes montañas blancas
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| Por la noche oye aullar a los lobos
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| Almas hambrientas y desesperadas
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| Morir una amarga muerte de invierno
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| Luz de luna en su ojo
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| Un movimiento repentino en un bosquecillo densamente
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| La línea de fondo
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| Un disparo sonoro, un grito torturado
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| Y pasos de fuga perdidos en la noche
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| Mira a tu alrededor, ¿no ves el viento, las colinas, la nieve?
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| Son tuyos; |
| son tanto suyos como míos
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| El regalo más preciado en tiempos desesperados
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| Una y otra vez tropieza por el bosque
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| La sangre caliente se escurre hacia abajo, hacia abajo, hacia abajo
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| Paso a paso, el cazador está ahí
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| Pero no pudo ver el brillo de la luna.
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| Mientras termina su trabajo
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| Mira a tu alrededor, ¿no ves el viento, las colinas, la nieve?
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| Son tuyos; |
| son tanto suyos como míos
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| El regalo más preciado en tiempos desesperados |