| Lo que esta noche quiere es lo que consigue
|
| Ensartado en nudos de seda
|
| Iluminado por cigarrillos encendidos uno al lado del otro
|
| Con las calles todas mojadas
|
| Como lo único que es brillante
|
| Y no necesito cruzar ese puente
|
| Encuentro que estoy balanceándome o navegando sobre el hoyo esta noche
|
| Estoy colgando de un golpe esta noche
|
| Fue lo suficientemente salvaje como para ordenar y arrojar a través de mis labios
|
| ¿Qué está haciendo todas mis lágrimas?
|
| Me está quitando todos mis miedos
|
| Pero no necesito llorar
|
| porque ahora lo tengo claro
|
| Una polilla que se desvía a través del sabio
|
| Una criatura estrellándose desde una jaula
|
| Una sombra vaporizada por un nuevo rayo de sol
|
| Un día ella pasa la noche
|
| Y puedo oírla suspirar
|
| Como ella está casi dormida de un lado
|
| Me acuesto en mi almohada
|
| y preguntarle como es su marido
|
| Y ella dice: «Sonrío educada
|
| Y doy propina y diezmo
|
| Y veo las vistas con un ojo bien entrenado
|
| Pero lloro con calma
|
| Porque soy demasiado mía sin él
|
| Y me acuesto, recostado donde la habitación está en silencio
|
| Y es tranquilo por la noche
|
| La seda suave está bien
|
| Y las olas son blancas
|
| Pero el viento ha muerto sin él
|
| Y grito mis sonrisas
|
| Y quiero mis cables y necesito mis rayas
|
| Y leo las líneas hasta que cierro mis ojos
|
| Y estoy perdiendo el tiempo sin él
|
| y ella dice
|
| Y me enciendo por dentro
|
| Y destello con fuego
|
| Y cojeo de la vida
|
| Y estoy ardiendo a ciegas
|
| Y estoy surgiendo en vivo
|
| Y renunciar a mi mente
|
| cuando con el
|
| Y luego cada sueño dentro
|
| Se convierte en llamas, se desvanece a gris y se está muriendo
|
| Y el humo sube a
|
| Un cielo blanco, en blanco, desnudo, roto |