| Cuando las sombras se alargan
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| Retiro el sabor obstinado
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| royendo soledades
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| Y la borrachera que mata
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| me gusta vagar todo el dia
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| En las avenidas mojadas
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| Entre las multitudes lívidas
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| que pasan con los ojos bajos
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| Y cuando el cielo raya
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| Rayas en colores desteñidos
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| Amo este brillo enfermizo
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| Y esos claroscuros fúnebres
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| me gusta el jade y el yeso
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| elegancia pasada de moda
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| Y bajo cielos tormentosos
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| Espera el Apocalipsis
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| Y una y otra vez me encanta
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| Mira la caída de la sombra
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| En una sala de estar llena de humo
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| Sobre un fondo de réquiem
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| Me encanta en la noche sombría
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| Bebe los terribles sorbos
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| De la más sagrada de las biblias
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| La del Marqués de Sade
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| me gusta el jade y el yeso
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| Las largas procesiones pálidas
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| Y me encanta en el fondo de un tocador
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| Espera el Apocalipsis
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| A veces salgo por la tarde
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| Mi eterno aburrimiento a orillas del Sena
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| Y mis nervios desordenados me ofrecen el carnaval
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| Bacanales atroces
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| De parejas casadas con caras rígidas
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| Escuadrones de ratas voladoras con alas de halcón
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| Enormes pupas dan a luz a sórdidos monstruos
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| Grandes serpientes marinas muertas
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| Y apenas exhumado muerto
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| También me gustan estas noches impuras
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| Donde uno se burla del alma
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| Ofrenda justa oh infame
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| En el altar de las siete lujurias
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| Me gustan los venenos violentos
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| y los éxtasis lúgubres
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| Las delicias malsanas
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| Orgias de carne y hueso
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| me gusta el jade y el yeso
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| Y las bellezas de la agonía
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| Y luego el placer exquisito
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| A esperar el Apocalipsis
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| Finalmente amo los árboles pálidos
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| y una brisa helada
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| Con un gran golpe viene a borrar
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| El sabor de estas saturnales
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| Y luego me gusta hundirme
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| En un sueño letárgico
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| Lleno de sueños neuróticos
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| Y las imágenes distorsionadas
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| me gusta el jade y el yeso
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| El esplendor de los grandes declives
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| Me encanta de la tarde a la mañana
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| Espera el Apocalipsis |