| Bueno, caminé a la ciudad bajo la lluvia torrencial
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| Pagué mi tarifa y tomé ese tren
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| A la estación bajo la avenida
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| Golpea el aire al golpe del mediodía
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| En las calles transversales donde aposté mi reclamo
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| Jugué en sintonía con la lluvia de invierno
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| Recolección de monedas de diez centavos y billetes de dólar
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| Mientras el tráfico ruidoso jugaba los rellenos
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| Y es Navidad en la ciudad
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| Cuando el aire está lleno de alegría
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| Y los escaparates se ven así de bonitos solo una vez al año
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| Bueno, los vendedores se apiñaron y los taxis tocaron la bocina
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| Mientras jugaba por el cambio debajo del reloj de neón
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| Estaba vestido como un árbol de Navidad
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| Parpadeando en esa calle concurrida
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| Cuando la multitud se diluyó y la lluvia había cesado
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| Y mis dedos se sentían fríos y rígidos
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| Tomé su dinero y cerré mi caso
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| Y me dirigí de regreso a casa otra vez
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| Y es Navidad en la ciudad
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| Cuando el aire está lleno de alegría
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| Y los escaparates se ven así de bonitos solo una vez al año
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| Mientras caminaba de regreso a las escaleras del metro
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| Tenía veintiocho dólares de cambio para la tarifa
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| Había una anciana vagabunda con la mano extendida
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| Y una pequeña banda del Ejército de Salvación
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| Jugando a los ángeles que hemos oído en las alturas
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| La Primera Noel y O Santa Noche
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| Doblé un billete de un dólar
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| Y lo metí en la caja
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| Y es Navidad en la ciudad
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| Cuando el aire está lleno de alegría
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| Y los escaparates se ven así de bonitos solo una vez al año
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| Y es Navidad en la ciudad
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| Cuando el aire está lleno de alegría
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| Y los escaparates se ven así de bonitos solo una vez al año
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| Y es Navidad en la ciudad |