| Los ves en la Habana vieja,
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| Jugando a las cartas, fumando puros…
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| Y sus guardabarros de cromo pulido
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| En sus grandes y viejos autos yankees.
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| Manuel se sienta en la casa de rosa,
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| Bebiendo ron, viendo a las chicas…
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| le silba a la bella maria
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| Y ella sonríe y lanza a sus niñas.
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| Ahora el cantinero toca su guitarra
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| Y el ritmo suena en la calle.
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| María se mueve con la pasión
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| Mientras su cuerpo se balancea en el calor.
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| Y los viejos, sonriendo de placer,
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| Por un momento son jóvenes y son fuertes.
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| Y las jóvenes les están dando flores.
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| Mientras cantan su canción de victoria.
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| ABSTENERSE:
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| Una vez fuimos audaces compañeros,
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| Corriendo armas desde los cayos de Florida,
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| En la playa de Santiago a Cuba,
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| Estábamos peleándonos con Fidel y el Che.
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| Habla de la gran revolución
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| En palabras de tristeza y orgullo.
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| Y las medallas que lleva
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| Son las cicatrices que lleva—
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| Y bebe por los amigos que murieron.
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| Éramos granjeros, éramos poetas y teníamos hambre.
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| Todo lo que queríamos era nuestra propia paz de tierra.
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| Estábamos luchando por nuestras esposas e hijos.
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| ¡Y libertad para todos los hombres!
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| ABSTENERSE
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| Ahora los yanquis vienen a pescar
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| Y sus bolsillos están llenos de verduras.
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| Diez dólares te comprarán una mujer
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| o un tanque de gasolina.
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| Y los niños pequeños se van de la isla
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| Y los viejos no tienen nada que decir.
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| Manuel vive de sueños del pasado
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| Y esta noche se la beberá...
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| ABSTENERSE |