| Hace mucho tiempo, desde aquella medianoche
|
| Me acuesto allí asustado y no he cerrado los ojos.
|
| Con miedo de acostarme mantengo la guardia
|
| Porque a la hora de las brujas pasa noche tras noche
|
| Y cuando suenan las campanas, las sombras salen de la pared
|
| La vieja caja de música gira como por arte de magia
|
| Un gruñido del armario, la puerta se abre.
|
| Ahora es el momento, él está aquí de nuevo
|
| ¿Quién le teme al hombre negro?
|
| ¡Nadie, nadie!
|
| ¡Y cuando venga, correremos!
|
| ¿Quién le teme al hombre negro?
|
| ¡Nadie, nadie!
|
| ¡Y cuando venga, correremos!
|
| Y corro, sí, corro, siempre, siempre encendido
|
| Y corro, sí corro, siempre, siempre más lejos de ti
|
| Pongo mi manta sobre mi cabeza
|
| Pero su sombra negra se cuela a través de cada agujero más pequeño
|
| Cada maldita vez que quiero levantarme, quiero escapar
|
| Pero sigo rígido por el miedo y solo sigo esperándolo.
|
| ¿Quién le teme al hombre negro?
|
| ¡Nadie, nadie!
|
| ¡Y cuando venga, correremos!
|
| ¿Quién le teme al hombre negro?
|
| ¡Nadie, nadie!
|
| ¡Y cuando venga, correremos!
|
| Y corro, sí, corro, siempre, siempre encendido
|
| Y corro, sí corro, siempre, siempre más lejos de ti
|
| Pero me superaré, saltaré sobre su sombra
|
| En secreto busco desaparecer, en la luz nunca me encontrará
|
| Y corro, sí, corro, siempre, siempre encendido
|
| Y corro, sí corro, siempre, siempre más lejos de ti |