| ¿Puedo dormir en su granero esta noche, señor?
|
| Hace tanto frío tirado en el suelo;
|
| y los fríos vientos del norte al silbido,
|
| Y no tengo donde acostarme.
|
| Ahora no tengo ni tabaco ni fósforos,
|
| Y estoy seguro de que no te causaría ningún daño;
|
| Le contaré mi historia, amable señor,
|
| Porque atraviesa mi corazón como una tormenta.
|
| Fue hace tres años el verano pasado,
|
| Nunca olvidaré ese triste día,
|
| Cuando un extraño salía de la ciudad,
|
| Y dijo que se quería quedar.
|
| Ahora bien, este extraño era rubio, alto y guapo,
|
| Y parecía un hombre que tenía riquezas;
|
| Y quiso quedarse en el campo,
|
| Dijo que quería quedarse por su salud.
|
| Entonces, una noche, cuando salía de mi taller,
|
| Yo estaba silbando y cantando con alegría;
|
| esperaba una afectuosa bienvenida,
|
| De mi dulce y amada esposa y mi hijo.
|
| Vaya. |
| pero qué encontré sino una carta,
|
| Fue colocado en mi habitación en el estrado;
|
| Y en el momento en que mis ojos se posaron en él,
|
| Por qué lo tomo en mis manos.
|
| Ahora bien, esta nota decía mi esposa y el extraño,
|
| Se habían ido y se han llevado a mi hijo;
|
| Oh, me pregunto si Dios en el cielo,
|
| Solo sabe lo que ha hecho este extraño".
|
| ¿Puedo dormir en su granero esta noche, señor?
|
| Hace tanto frío tirado en el suelo;
|
| y los fríos vientos del norte al silbido,
|
| Y no tengo donde acostarme. |