| Hay un lugar en cada ciudad
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| En una sala de bar, con poca luz
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| Donde una chica de cabello amarillo susurra a cualquiera que escuche cómo se siente
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| Ella se inclina demasiado bajo, pero conquistará
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| Sin malicia y sin engaño
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| Ella es la hija de la charla de whisky a altas horas de la noche
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| Si la charla de whisky a altas horas de la noche tuviera un hijo
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| ¿Recuerdas Aberdeen?
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| ¿Cuando tú y yo teníamos diecisiete?
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| Ojos en llamas y gruesos como ladrones
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| Y Alice, recordarás
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| Todas las promesas que hizo
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| Esa noche me hablaste de él en la cama donde te habías acostado.
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| Y todas las sábanas se enrollaron como olas inquietas
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| Arrojado en desorden
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| Y te amaba entonces pero no me atrevía a hablar por miedo
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| Por miedo a lo que dirías
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| Y los caminos pasan tan gris
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| Y me digo a mí mismo que terminarán algún día
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| Cuando descubro lo que quiero decir
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| Cuando las palabras se acercan un poco más
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| Si hubiera sabido en ese entonces lo que he aprendido desde entonces
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| Cómo un fuego puede calentar, cómo un fuego puede quemar
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| Nos precipitamos por las estrellas, pero a cada paso
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| si estuviera perdido
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| En el silencio pude escuchar tu corazón latir
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| En un bar en una calle de la ciudad
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| Con una chica linda con los pies llenos de ampollas
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| No se ustedes pero yo no puedo competir
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| Cuando se trata de juegos de beber
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| Te rebajas demasiado pero vencerás
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| Como has conquistado cada vez
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| Eres el hijo de la charla de whisky a altas horas de la noche
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| Si la charla de whisky a altas horas de la noche tuviera un hijo
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| Y te dejo allí en Aberdeen
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| Con un vestido rojo roto con esa sonrisa loca
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| Una chica andrajosa: pelo rojo, piel blanca.
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| Cómo me mareaste cuando me atrajiste
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| Te dejaré allí en Aberdeen
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| Con mi corazón en tus manos, como siempre ha sido
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| La chica que amaba tan profundamente pero no me atrevía a ganar
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| Antes de las estrellas...
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| Antes de que cayesen las estrellas |