| Santo como se pasa un día
|
| Santo es el plato y el desagüe
|
| El jabón y el fregadero, y la taza y el plato.
|
| Y los cálidos calcetines de lana, y el frío azulejo blanco
|
| Cabezales de ducha y buenas toallas secas.
|
| Y los huevos fritos suenan a salmos
|
| Con pedacitos de sal medidos en mi palma
|
| Todo es parte de un sacramento
|
| Tan santo como se pasa un día
|
| Santa es la calle concurrida
|
| Y autos que retumban con el ritmo de la pasión
|
| Y la chica de salida, contando el cambio
|
| Y las manos que me estrecharon las manos hoy
|
| Y los himnos de los gansos vuelan por encima
|
| Y extender sus alas como lo hicieron sus padres
|
| Bendita sea la perra que corre en su sueño
|
| Para perseguir algo salvaje y escurridizo
|
| Santo es el cuarto familiar
|
| Y momentos de tranquilidad en la tarde
|
| Y sábanas plegables como manos plegables
|
| Para orar como solo la ropa puede
|
| Estoy dejando ir todo mi miedo
|
| Como hojas de otoño hechas de tierra y aire
|
| Porque llegó el verano y se fue el verano
|
| Tan santo como se pasa un día
|
| Santo es el lugar donde estoy
|
| Para dar cualquier pequeño bien que pueda
|
| Y la página vacía, y el libro abierto
|
| Redención dondequiera que mire
|
| Sin saberlo, disminuimos nuestro ritmo
|
| A la sombra de la gracia inesperada
|
| Y con sonrisas agradecidas y triste lamento
|
| Tan santo como se pasa un día
|
| Y la luz de la mañana canta 'providencia'
|
| Tan santo como se pasa un día |