| Mis palabras para ti nunca se traducirán
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| Los sentimientos de alegría que me inculcaste
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| En tu vida, sin embargo, había una cuestión de angustia.
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| Pero tomaste cada turno con mucha generosidad
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| Amas mucho la vida y todas sus experiencias.
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| Incluso los que por falta de suerte dan frutos podridos
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| Frutos espinosos para pincharnos
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| Los juegos más peligrosos cuyas reglas son lacónicas.
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| lacónico, lacónico, lacónico
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| No me hablaste como un condenado a muerte
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| Que espera en un pasillo a que el verdugo se encargue de su destino
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| Pero como una luchadora feroz que comparte su experiencia
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| Para que no olvidemos que suerte rima con vigilancia
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| Vigilancia, vigilancia, vigilancia, vigilancia
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| Me agradeciste por escucharte
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| Me hubiera gustado hacer más hubiera sido inapropiado
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| Háblalo, me dijiste y sobre todo no olvides
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| Que el primer enemigo es la auto-ignorancia
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| De sí mismo, de sí mismo
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| Mi turno para agradecerte en forma de letras.
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| Mala devolución de balón, para tan fuerte parte
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| De cualquier manera te rindo homenaje, flor del desierto
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| Con el dulce aroma de la arena, con la vida tan amarga
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| Tan amargo, ah gracias, tan amargo, ah gracias
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| Mis palabras para ti nunca se traducirán
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| Los sentimientos de alegría que me inculcaste |